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Queridos Tributos, en este blog se subirá información sobre Los Juegos Del Hambre, En Llamas y Sinsajo (The Hunger Games, Catching Fire and Mockingjay); también se subirá semanalmente dos capítulos de nuestra historia de Los Juegos Del Hambre, uno el lunes y otro el viernes, si en una semana no subimos ninguno, la semana siguiente subiremos cuatro capítulos, no tengáis miedo de comentar que nos hace mucha ilusión que comentéis, muchas gracias y que os guste el blog ;))

viernes, 14 de diciembre de 2012

Capítulo 10 (Diana)

- De verdad no entiendo qué coño le ven, ¡es que no lo entiendo!- Le digo a Ruebr en el desayuno. 
- Es un buen partido, es bueno con el arco…- Comienza. 
- Es bueno sacándome de quicio…- Murmuro. Ruber suelta una pequeña risita pero continúa. 
- Es bueno con el hacha, y, además todas las chicas están loquitas por él.- Me guiña un ojo. 
- Qué.- Digo con la boca llena de cereales.- Espera, un momento…- Le fulmino con la mirada.- ¿¡Se puede saber que insinúas?! 
- ¿Yo? Naadaa.- Se ríe. 
- Dejad de hacer el tonto.- Aparece Diamond en ese momento. Me giro hacia Ruber y le miro mal. Será asqueroso…¡cómo se le ocurre siquiera pensar eso! 

Acabamos de desayunar, cada uno se va a su habitación y me pongo la ropa para entrenar poco a poco. Tengo la sensación de que algo va a ir mal hoy. 
Empezamos a entrenar. Yo estaba con los shuriken, o como los llamo yo, las estrellas ninja; cuando de pronto, me giro y los veo. Sam hablando con Ruber. Me pongo a escucharles. 
- Te desafío a un combate cuerpo a cuerpo.- Oigo que dice Sam. 
- No me parece que sea una buena idea...- Le advierte Ruber. 
- A mí me parece que eres un gallina.- Le insta Sam. 

Mierda. Es lo único que puedo pensar. No creo que Ruber se deje, pero por otra parte… quién sabe lo que le pasará por la cabeza en estos momentos. Sólo espero que no le toque la nariz. Todavía no se la han curado del todo. La tiene muy delicada. 
De repente veo cómo se desnudan y se quedan los dos en calzoncillos (será mejor no explicar la de cosas que se me pasan por la mente) y… ¿se untan en aceite? En serio, no entiendo lo que está pasando. Y menos porqué tiene Ruber una gasa en el omóplato derecho. 
El combate dura unos 10 minutos. Gana Sam. Ruber se queda tumbado en el suelo. No parecía que Sam le hubiera tocado. No sé qué ha podido pasar. 
De todas formas corro a su lado a ver qué le pasa. Tiene un hilillo de sangre goteándole la nariz. 
- ¿¡Qué ha pasado?!- Le chillo. 
- La nariz…tan sólo me la ha rozado.- Le va salir un moratón. Mierda. Será mejor que vaya a que le curen y a que le arreglen la maldita nariz de una vez. Me pongo nerviosa. Tengo las manos frías y decido que, hasta que vengan unos médicos lo mejor es un poco de frío. Le pongo la mano sobre la nariz. – Auch!- Se queja, suavemente. 
Me giro para mirar a Sam que se ha dado la vuelta. Todas las chicas le están mirando, con deseo, él se percata y les guiña un ojo. Entonces todas sueltan un gritito. Está claro que son todas unas guarras. Se gira para mirarme. Le regio la mirada y me concentro en Ruber, que se está poniendo a sangrar cada vez más. Despreciable. En en estos momentos Sam me da asco. Ahora sí que no me arrepiento de haberme negado a colaborar con él. 
Aparecen los médicos. Van a hacerle una pequeña operación a Ruber en la nariz, para que deje de tener problemas con ella. 
Yo sigo con el entrenamiento y me dirijo a la sección de cuchillos. Les doy con todas mis fuerzas a los maniquís. Y le arranco la cabeza a un par de ellos. Todos se me quedan mirando. Pero estoy tan cabreada que, al marcharme sólo le doy una patada a una cabeza que estaba en el suelo. Me dirijo a Sanidad, a ver qué tal la operación de Ruber. 
Perfecta, tiene la nariz como nueva, sin ningún problema. Tiene que llevarla tapada hasta por la noche. 
Le acompaño a su habitación y me dirijo a la mía. Me doy una ducha con olor a vainilla. Me pongo un sujetador azul marino a juego con una camisa de encaje azul marino con transparencias y la coloco por debajo de una falda blanca con bordado y puntilla y unos zapatos de tacón azul marino. 
Cuando salgo al pasillo, me dirijo a la sala común y veo a Ruber. Le llamo. 
- Ahora ya sabes por qué no le quería en nuestro equipo.- Le suelto. Me mira y se queda en silencio. 
- No. No lo sé. Dímelo. 
- No quiero hablar de eso ahora. Disfrutemos lo que queda de día.- Suspiro. Comienzo a avanzar pero Ruber me agarrra por el brazo y me acerca a él. 
- Explícamelo, por favor.- Susurra acercando su cuerpo al mío. 
- Yo…ya sabes…él…- Tartamudeo.- A él…le gusto…dicen…pero no es verdad…y…y…y no quiero darle más bola al asunto… 
- No quieres alimentar más el rumor.- Niego con al cabeza. ¿Por qué? 
- P..p…por qué… yo…- Me trabo. Nuestros cuerpos tocándose. 
- Porque tu…- Me sonríe. 
- Porque yo…- Soy incapaz de seguir. 
- ¿Te ayudo?- Asiento con la cabeza tragándome la bola que se me había formado en la garganta. – No sé tu pero yo…a ti…- Nuestros rostros casi rozándose. 
- Te quiero.- Murmuramos los dos a la vez. Sonreímos. Y, en ese momento, ocurre. Suave, tierno, cálido, dulce. Una explosión de sentimientos. Es mi primer beso, y con la persona que más quiero, con la que pasé toda mi vida. 
En ese momento noto que nos empujan, y casi me choco contra la pared de no ser por Ruber, que recuperó pronto el equilibrio y fue capaz de sostenerme. Me giré para ver quién era el que estaba soltando tantas palabrotas, estaba de espaldas y medio corriendo, pero fue suficiente para darme cuenta de quién era. 
Él. 
Sam. 
La última persona que deseaba ver en ese momento. Siento que algo dentro de mí se rompe, a pesar de que no había nada que romper. 

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