Blog hecho por y para Tributos

Queridos Tributos, en este blog se subirá información sobre Los Juegos Del Hambre, En Llamas y Sinsajo (The Hunger Games, Catching Fire and Mockingjay); también se subirá semanalmente dos capítulos de nuestra historia de Los Juegos Del Hambre, uno el lunes y otro el viernes, si en una semana no subimos ninguno, la semana siguiente subiremos cuatro capítulos, no tengáis miedo de comentar que nos hace mucha ilusión que comentéis, muchas gracias y que os guste el blog ;))

viernes, 30 de noviembre de 2012

Capítulo 6 (Diana)

Después del entrenamiento me encuentro bien. Un poco de ejercicio siempre viene bien. Aunque hoy no he podido demostrar ninguna de mis habilidades y me he tenido que conformar con una daga y ver el comportamiento de los demás tributos. 
Además está ese chico… no me acuerdo de qué distrito…7 creo, que tiene algo… que me pone nerviosa, incluso me desagrada, es demasiado simpático. ¿A quién se le ocurre hablar a alguien de otro distrito el primer día de entrenamiento? Será mejor que lo evite cuanto pueda. Mejor tenerlo lejos, por si acaso. 

Llegó la hora. A prepararse. Me llevan a conocer a mi estilista. Un chico no muy alto, pero guapo, con unas facciones muy suaves que me recuerdan… la verdad es que no lo sé, pero este chico tiene algo que me encanta. 
- Encantado, Diana, mi nombre es Taylor.- Su voz, armoniosa, me da aún más confianza en él. Es rubio, lleva el pelo en una especie de tupé como el de Ruber (que he de decir, a ambos los favorece mucho) sus ojos son azules.- Déjame decirte que eres hermosa.- Me dice apartándome un mechón de pelo que se me había salido de la coleta. Enrojezco. 
- Gra…cias.- Logro soltar.- Se ríe. Una risa también cálida. Definitivamente este chico tiene algo que me gusta.
- Ven, vamos a prepararte. Estos son Cómix, Natura y Vaine, tus estilistas. 
Durante la próxima hora me dedico a sufrir retoques en las cejas y piernas. Me sumerjo en baños de aceites y chocolate y masajes de todo tipo. Me hacen un moño en el pelo y alrededor entrelazan una trenza y me dejan dos mechones sueltos que me caen a ambos lados de la cara, dejando espacio para que se me vea el tatuaje del símbolo de infinito que llevo detrás de la oreja izquierda. Me lo hice en honor a Ruber, para recordarme siempre a él. Tengo pequeños brillantes por todo el pelo. El maquillaje consiste en una base brillante, un pintalabios rojo cereza, y una sombra blanca con purpurina. Entonces viene Taylor con el vestido: un corsé con una falda de gasa lleno de piedras preciosas. Me ayuda a ponérmelo, pesa un montón. 
- A ese vestido le falta algo. Saca un rubí con forma de corazón y me lo coloca justo sobre el corazón.- Ya está. Algo único, para una chica única.- Me da la vuelta y me obliga a mirarme en el espejo. 
- Es… impresionante, no parezco yo.Y esto… ¿por qué? ¿qué se supone que es?- Digo señalando al rubí con forma de corazón. 
- Todo a su debido tiempo.- Me sonríe y se va.- Desde lejos oigo que me dice- Estaré en la grada, viendo cómo deslumbras. – Desaparece. 

Llegó la hora del desfile, Ruber y yo somos los primeros. Él sí que está increíble. Un mono blanco, marcando músculo, piedras preciosas y, el mismo corazón que el mío en el mismo lugar. Me ayuda a subir al carruaje y me atrae hacia sí con la mano. Y me susurra: 
- Estás incluso más preciosa que de costumbre. Pensé que eso era ya imposible.- Me sonrojo. 
- Nada es imposible. Tu también estás…- Se me desvía la mirada y miro hacia donde no debería. Me pongo aún más roja y suelto.- Vaayaa.- Estúpida. Aparto la mirada rápidamente para que no se de cuenta, pero se ríe. Lo que indica que me ha pillado. 
- ¿Te has dado cuenta de lo que marcan estos trajes?- Me dice, remarcando la palabra ‘marcan’ y guiñándome un ojo. Clarísimamente, me ha pillado. 
El carruaje comienza a moverse lentamente y, de pronto, empiezan a salir fuegos artificiales del rubí con forma de corazón que ambos tenemos. Es un espectáculo increíble. Al principio me asusto un poco, pero luego noto la mano cálida de Ruber alrededor de mi cintura y me tranquilizo. La gente nos vitorea. Gustamos. 
Una vez llegamos a la plaza del Capitolio donde nos espera la presidenta para el discurso, esperamos a que lleguen los demás carruajes. Y entonces veo el del distrito 7. La chica parece muy sosa. Pero él… tan sólo va cubierto con una malla verde de la que salan algunas hojas y tiene el torso cubierto por ramas. Me ve mirándole y me sonríe. ¿Pero de qué se cree qué va? A este, mañana en el entrenamiento, le voy a dejar las cosas claras. 

lunes, 26 de noviembre de 2012

Capítulo 5 (Sam)

Sabía que era ella porque me había quedado con su cara y la de su acompañante al ver el resumen de las cosechas. Ella se llama Diana y su compañero se llama Ruber. Diana no es muy alta, de estatura media, ojos azules y pelo castaño y rizoso.
Me quedo un buen rato mirándola embelesado y me fijo en un detalle cuando se recoje el pelo en una coleta para estar más cómoda: lleva un tatuaje cerca de la oreja con forma de símbobo del infinito.
Me giro antes de que me pille mirándola y después de un rato decido volver a espiarla y cunado me doy la vuelta casi os chocamos y le digo:
- ¡Hola!. Soy...
-No me importa.- Me corta.- Y a ver si miras por dónde vas.- la veo alejarse hacia Ruber, al cual envidio por tener una compañera tan guapa, y se pone a hablar con Jet su mentor; y oigo que le dice:
- Idiota… 

Después de este encuentro efusivo me llevan con mi equipo de preparación; me afeitan a láser, me dan baños en unas sustancias asquerosas, me dan masajes hasta dejarme la pie en carne viva...
De repente Magnolia, Febo y Araceli se van y me dejan solo, esperando por mi diseñadora Afrodita.
Cuando llega no la veo como a un monstruo del Capitolio sino como a una persona del Distrito 7 maquillada con una simple raya de delineador azul celeste y pintalabios rojo. Le pregunto que traje voy a llevar para la ceremonia y saca una malla color verde que solo me cubre de cintura para abajo y de la cual sale unos tirantes, lo que quiere decir que iré luciendo músculo. De el traje cuelgan algunas hojas, pero al apretar un botón cerca de la cadera, de los tirantes salen ramas que me rodean el torso como si de una arma dura se tratase.
Después de vestirme me subo a una carroza tirada por dos caballos de color verde hoja y Daphne y yo nos mantenemos distantes. Daphne va vestida con un vestido verde del cual cuelgan hojas, y lleva ramas en la cabeza, para mi gusto va muy sosa.
Cuando veo aparecer a Ruber y a Diana los envidio, él va con un mono blanco cubierto de joyas, que le marca muchísimo, y ella con un corsé blanco y una falda de gasa todo cubierto de joyas, pero lo más sorprendente son los rubíes enormes en forma de corazón, posicionados cerca de sus corazones, que lanzan fuegos artificiales en perfecta armonía.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Capítulo 4 (Diana)

Siempre fue odiada por los niños y niñas de mi distrito, me hacían burlas, se reían de mí,… no porque tuviera ningún problema, bueno, sí lo tenía, pero ni era físico ni emocional, mi problema es mi nombre. Todos en el Distrito 1 tienen nombre de algún material precioso, como Ruber, que significa rubí, en cambio, el mío: Diana. Esto hizo que fuera la rara para todos, desde el primer día no me hablaban, sin ni siquiera limitarse a conocer. Aquí todo es: eres diferente, no eres normal. 
Y entonces apareció Ruber, siempre el más popular, el típico tío bueno por el que todas las tías van detrás, el simpático, el gracioso, en resumen, el que menos se podría fijar en mí. Pero él lo hizo, siempre me apoyó, me defendió de los demás, incluso él recibió insultos. Pero él era fuerte. Lo es. Y yo, ahora, también. Todos unos años de duro entrenamiento para este día. 
Un día, estábamos sentados en la acera comiendo unas muffins de chocolate, y de repente, me dice: 
- Oye, ¿por qué te pusieron tus padres ese nombre?-Suspiro. Me imaginaba que aquél día iba a llegar. 
- Pues ni idea… 
- ¿Y sabes lo que significa tu nombre? 
- Mmm…no, ¿por qué? 
-Es que… digamos que me he estado documentando…-Me sonríe.- Tu nombre significa diosa de la guerra, proviene de una de las culturas legendarias, romana, creo que era.- No me quedó más remedio que reírme. Para aliviar la tensión.- ¿De qué te ríes? 
- No, nada… es que… me resulta gracioso, ¡diosa de la guerra! No suena…¿teatral? 
- A mí me suena genial.- Me guiña un ojo.- Diosa. 

Y ahí estoy, en el edificio de Justicia despidiéndome de mi madre y mi padre. 
- Prométenos que irá todo bien. Que volverás viva.- Llora mi madre. 
- Lo prometo. 
- Y Ruber.- Tenso la mandíbula.- Cuida también de Ruber.- Advierte mi padre. 
- Ruber sabe cuidarse él solo.- Respondo, cortante. 
- Lo sabemos. Pero es un chico especial.- Insiste. 

En ese momento entran los guardias, les doy dos besos, y me marcho al tren. Me espera un largo viaje hasta el Capitolio. Donde conoceré al resto de mis contrincantes. Y probablemente, me despida de todo y todos. Hasta de Ruber. 

Llega la hora de la cena. Nuestro mentor, Jet Hurley, ganador de los 85º Juegos del Hambre, nos da ‘indicaciones’ de lo que tenemos que hacer en el entrenamiento. Yo, se lo dedicaré a los cuchillos, de todo tipo. Ruber a las mazas de cadena. Lo único que se dedica a decirnos Jet es que formemos Ruber y yo nuestro grupo y no hablemos con nadie de los demás distritos hasta que no sea estrictamente necesario. En resumen, hasta que estemos medio muertos en la Arena y necesitemos ayuda… 


Por la noche no puedo dormir, no dejo de pensar en lo que pasará en la Arena. Morir. No es una opción. Entonces escucho un ruido y me percato de que llaman a la puerta. 

- Diana, soy Ruber.- Oigo que susurran desde el otro lado. Corro a abrirle y, cuando entra nos sentamos los dos en la cama. Me abraza y nos quedamos así. Sin palabras ni gestos ni nada. No hacen falta. Está tan confundido como yo. Probablemente porque ninguno de los dos tendríamos que sentir temblores, ni sudores fríos. Miedo. 

Al día siguiente, Ruber se marcha a prepararse y nos juntamos otra vez para observar a la gente del Capitolio, que nos aplauden y vitorean. 

Desayunamos y nos vamos directamente al centro de entrenamiento. 
- ¿Lista?- Me pregunta Ruber dándome un codazo. Yo asiento con la cabeza.- Aquí empieza el juego. 

De repente se gira y casi choco contra él, un chico alto y musculoso, rubio y de ojos color miel. Para muchas chicas increíblemente atractivo. Para mí, un estorbo más al que matar. 

-¡Hola!- Me dice.- Soy… 
-No me importa.- Le corto.- Y a ver si miras por dónde vas.- Le miro mal y me voy con Ruber hasta donde está Jet, que me regaña ya con la mirada. Cuando se lo explico, tan solo suelta en voz baja: 

- Idiota… 

jueves, 15 de noviembre de 2012

Avance

Rondando por el google imágenes he encontrado esta foto de CF, dios mío no quepo en mí de gozo, estoy al borde de una taquicardia, quiero que se estrene ya CF yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

lunes, 12 de noviembre de 2012

Capítulo 3 (Sam)

Nos metieron en el edificio de Justicia y nos metieron en habitaciones separadas.

Mi madre y mi hermana entraron y yo les dije:
-Tenéis que ser fuertes- les dije con la voz medio quebrada.
-No quiero perderte, no quiero que te mueras- dijo Dalia llorando.
-Haré todo lo que pueda para volver vivo, te lo prometo.
-Toma esto, te protegerá en los juegos y así me tendrás siempre presente- dijo con lágrimas en los ojos.

Me dio un collar de plata sin pulir con un colgante de una hoja pequeña de un verde precioso.

-Muchas gracias Dalia, os echaré de menos a ti y a mamá.

A continuación entraron unos agentes de la paz y me llevaron a la estación de trenes; allí estaba Daphne despidiéndose de su familia.

Cuándo entramos en el tren, nuestro mentor, Cleverck Samstone, nos estaba esperando.
Nos explicó con pelos y señales cómo sobrevivir en la arena.

Cuando terminó me fui a mi compartimento, me duché y me vestí con un pantalón tejano, una sudadera de cuello de pico sin dibujos y unas deportivas marrones con la suela blanca.

Me fui a cenar con los demás, había un montón de cosas; de primero, un puré azul de perejil; de segundo, codorniz rellena de naranja con salsa de naranja por encima; y de postre, una tarta de tres chocolates con base de galleta.

Acto seguido me fui a la cama y, no se por qué, soñé durante toda la noche con la muerte de mi padre.

Cuando me desperté, estábamos llegando al Capitolio; por la ventana pude ver la gama de colores de piel que llevaba la gente del Capitolio; también pude observar todas las atrocidades: picos de pájaro, bigotes de gato, patas de pingüino, escamas en vez de piel, etc.

Nada más desayunar nos bajamos del tren y nos llevaron al centro de entrenamiento, que era bastante grande.

De pronto la vi, era preciosa pero a la vez tenía algo que me desagradaba muchísimo, era la tributo femenina del distrito 1.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Capítulo 2 (Diana)

Distrito 1. Día de la Cosecha. 8 a.m. Suena el despertador. Toca prepararse. Hoy es el día, lo presiento. 
Me visto, unos vaqueros negros ajustados y la primera camiseta que pillo: una en tonos rojos. Saco la cazadora, me calzo las botas y salgo a encontrarme con Ruber, delante de la joyería de su madre. 

-Ey!- Grita nada más verme. A medida que me acerco veo su sonrisa cada vez más amplia. 
- Hola, Ruber! 
-Nerviosa? 
-Quién yo? Por qué?- Digo al borde de la risa. 
-Humm…déjame ver… Quién era la que ayer lloriqueaba preguntando: Y si algo sale mal?- Ha sido capaz de ruborizarme, solo él lo consigue. 
-Está todo listo?- Digo, intentando cambiar de tema. 
-Todo.- Dice otra vez con su sonrisa.- No me cambies de tema!- Pillada. Aprovecha mi guardia baja para despeinarme el pelo. 
-Eh! Sabes que no me gusta! Jajajaja para!! 
-Paraaa- Dice poniendo voz chillona, para imitarme.- Jajajaja. Será mejor que nos vayamos a prepararnos. Alguna pregunta más? 
-No, ninguna. 
-Pues nos vemos en la Cosecha!- Grita, entusiasmado. Mientras lo veo alejarse, siento que tengo que volver a decírselo. 
-Ruber!!-Le llamó, mientras corro para acercarme a él. Le veo girarse. Otra vez sonriendo. 
-Jajajaja si es que lo sabía! Dime. 
-Estás seguro de que esto saldrá bien?- Susurro. 
-No te preocupes. Estoy seguro, Diana, todo saldrá bien.-Me contestó, también susurrando. Y dándome un abrazo añadió- Te lo prometo.- Y me besó en la frente. 
Nos quedamos así abrazados, unos cinco minutos hasta que vimos a unos niños pequeños jugando a luchar entre ellos con unas mini-espadas de madera. Nos reímos y, al darnos cuenta que ya era tarde, nos despedimos. –Hasta la Cosecha, mi diosa! 
-Hasta la Cosecha!-Me reí. 
-Y que la suerte esté siempre de vuestra parte!- Gritamos Ruber y yo al unísono, ya corriendo a nuestras casas. 

Una vez allí, me duché. Mientras pensaba en todo lo malo que podía ocurrir en la Cosecha. Y en todo lo mal que lo había pasado anteriormente. 
Salí, me sequé el pelo, y, con la toalla aún en la cabeza escogí mis vestido favorito: uno turquesa con piedras preciosas de colores incrustadas, unos zapatos negros a juego y un collar de rubíes, en honor a Ruber. 
Apareció mi madre por la puerta de mi habitación con la pancha para el pelo y demás accesorios para arreglármelo. 
-Mamá, por favor, déjame algún rizo suelto. 
Y comenzó a plancharme el pelo, me hizo una trenza de espiga y me dejó varios rizos sueltos. Luego le llegó el turno al maquillaje: raya, máscara, algo de azul para los ojos y un poquito de rojo para los labios. 

-Preciosa.-Susurró con lágrimas en los ojos.-Estás segura de querer hacerlo? Me preguntó, ya que estaba al tanto de la situación. 
-Segurísima.- Me abrazó y le di dos besos de despedida. Salí corriendo (tanto como me permitían los tacones) a encontrarme con Ruber. 

Llego a la plaza y, al primero que veo es a él. Es inconfundible. Con su metro ochenta de alto, sus ojos verdes y su pelo castaño en una especie de tupé que le siento demasiado bien, diría yo. Nos deseamos suerte y, tras pasar los controles cada uno se dirigió a su fila: yo a la de las chicas de 16 años y él a la de los chicos de 18. 

Aparece Diamond Kynes y da el típico discurso de todos los años. 
-Las damas primero!-Se acerca a la urna y la revuelve. El corazón me va a mil. Por fin saca la papeleta.- Diana Miller!- Sonrío, de momento la cosa va bien. 
Me acerco al escenario y espero como Diamond saca la de los chicos. Me parece una eternidad, mientras me pongo a pensar sobre la cantidad de burlas que acarreó que mi nombre no fuese ninguna piedra preciosa, en cómo nadie nunca me aceptó por ese hecho, excepto Ruber. Al que todo le daba igual. El chico que tenía a todas las chicas babeando por él, y, sin embargo, prefería estar conmigo. Me pregunté que pasaría si él no salía elegido. Si nos hubieran pillado cuando truncamos las urnas para que salieran nuestros nombres. Por fin, antes de que me explote la cabeza, Diamond chilla: 
- Ruber Thompson! –Tengo unas ganas tremendas de saltar y chillar de alegría, como una loca. 
Ruber se me acerca y me susurra: 
- Te dije que todo iba a ir bien, diosa.- Le sonrío y, a la vez que me pregunto en qué estará pensando, le cojo la mano y pienso en la historia de mi apodo:diosa.