Blog hecho por y para Tributos

Queridos Tributos, en este blog se subirá información sobre Los Juegos Del Hambre, En Llamas y Sinsajo (The Hunger Games, Catching Fire and Mockingjay); también se subirá semanalmente dos capítulos de nuestra historia de Los Juegos Del Hambre, uno el lunes y otro el viernes, si en una semana no subimos ninguno, la semana siguiente subiremos cuatro capítulos, no tengáis miedo de comentar que nos hace mucha ilusión que comentéis, muchas gracias y que os guste el blog ;))

viernes, 11 de enero de 2013

Capítulo 18 (Diana)

Mierda. Se me ha olvidado coger una mochila con provisiones. Estúpida. 
Divago sin rumbo fijo, sólo sé que debo encontrar cuanto antes a Ruber, pero no sé dónde. 
Debo de llevar casi dos horas caminando cunado, de repente, oigo unos gritos a mi lado. Gritos de horror. No conozco la voz, o eso creo, hay matiz que me resulta extrañamente familiar. Corro en dirección a la voz. Pero, antes de llegar, algo dentro de mí me dice que me esconda, y lo hago. Justo a tiempo para ver, horrorizada y conteniendo un grito que se me acercaba peligrosamente a la garganta, a Ruber. En el suelo. Ensangrentado. Tiene la cara llena de magulladuras. Con un corte de hacha en la espalda. Le rodean tributos de 3 distritos. Observo cómo, lentamente, uno de los chicos levanta su espada. En ese momento, cojo un shuriken y, desde mi escondite, se lo lanzo. Pleno. Le he dado en el ojo. El chico aúlla y se retuerce de dolor. El desconcierto de los demás me da el tiempo que necesito para sacar mis espadas y abalanzarme sobre ellos. No tienen apenas tiempo de reacción cuando le clavo una espada a una chica en el corazón, a otro le arranco un brazo y el resto se va corriendo. Tan sólo me queda el chico al que le lancé el shuriken. El cuál estaba con una maza de cadena en la mano. 
- ¿Qué haces?- Le digo, tranquila. Se gira a mirarme y suelta la maza. 
- Na…na…nnada.-Tartamudea. Me acerco más a él.- Lo siento. Por favor, no me mates…- Suplica, entre susurros. Yo aprieto la mandíbula. Cierro los ojos y me concentro. Noto el peso de la espada en mi mano. Pienso que él estaba a punto de matar a Ruber. Me obligo a alzar la mano. Y dejo que el peso de la espada caiga sobre su cuello. Un grito antes de desvanecerse por completo.- ¡NOOOO! 
Silencio. Uno, dos, tres chasquidos. Tan sólo oigo sollozar a Ruber. 
Me acerco a examinar sus heridas y noto un pequeño mareo, son leves, pero hay mucha sangre. Recojo su mochila y sus armas y después lo agarro por los hombros y llevo como puedo hasta un pequeño claro no muy lejos de dónde nos encontrábamos. Allí lo recuesto en el suelo no sin antes algún que otro gemido. A mí me rugen las tripas. Arranco como puedo la tela que cuelga de la espalda e intento taponar la raja que tiene, cuando, limpiando un poco descubro un tatuaje. Sobre el omóplato. Donde antes tenía la venda. Es un código, de 5 barras, debajo de cada una hay escrito un número: 18513. Día 18, mes 5, año 4013. Es el día en que nos conocimos. Esto sí que es peligroso. Lo tapo tan rápido y suave como puedo para taponar la herida y evitar que las cámaras lo vean. Noto un leve temblor proveniente de Ruber. Me doy cuenta que se acaba de desmayar. Por una parte, mejor. Le arranco el resto de telas del los glúteos y hago un torniquete como puedo. 
Miro en su mochila, pero tan sólo veo unas galletitas saladas, cecina y agua. No hay medicamentos. Tampoco puedo permitirme comer ni beber nada. Todavía no. Tendría que ir a buscar comida, pero no quiero volver a dejar a Ruber solo. 
Se me cae una lágrima que resbala suavemente por mi mejilla. Y me permito el lujo de acostarme junto a Ruber, acercar mi cara a la suya, y dejar caer alguna lágrima más. Lloro por nada. Pero también lloro por todo. 
Después de un buen rato oigo unos pasos y me dispongo a sacar las espadas cuando me doy cuenta de que se trata de Sam. Me vuelvo a recostar. Sam se acerca y me deja un botiquín. Se fija en las heridas de Sam y se aleja. 
Me levanto, recojo el botiquín y se lo agradezco a Sam en mi mente. 
Me coloco sobre la herida en el omóplato, de forma que no quede expuesto a las cámaras y se la limpio suave y cuidadosamente. Después, lo recubro una venda. Me dirijo a curar la herida en glúteo. Me da un poco de coraje y esto provoca que me sonroje. Sacudo la cabeza y repito el mismo proceso. El maltrecho torniquete logró su propósito. Ruber ya no sangra. 
Me acerco a Ruber, le curo un poco las magulladuras de la cara y le limpio el sudor de la frente. Le doy un pequeño beso y me voy a buscar a Sam. 
- No se qué hubiera hecho sin el botiquín, pero te quiero advertir de algo.- Le digo, mientras me coloco cerca suyo, en su misma posición, mirando al frente. Él se gira y me mira extrañado. 
- ¿De qué? 
- De que si le tocas un solo pelo a Ruber sufrirás una muerte lenta y lo más dolorosa posible.- Observo impasible su rostro de sorpresa.- Ah, y no te pienses que porque haya aceptado tu ayuda, me has dejado de caer mal, ándate con ojo, Sam.- Le digo, sin alzar un ápice la voz y me voy. Lo dejo allí solo. 
De vuelta al claro Ruber ya se ha incorporado. Se encuentra mejor y se queja de mis vendajes, bromeando. Está algo incómodo. 
Cuando Sam regresa, recogemos nuestras cosas y vamos a buscar a los tributos del 2. No aparecen por ningún lado y ya está comenzando a anochecer. 
Mientras Ruber y Sam reúnen la comida de la Cornucopia yo voy a ver si cazo algo. 
El bosque está muy tranquilo. Dudo mucho que haya algún animal, y además ya es tarde. Así que recojo algunas bayas y frutas que reconozco de cuando estuve en la sección de frutos comestibles. 
Regreso junto a ellos, en total tenemos 6 piezas de fruta, docena y media de bayas (recogido todo por mí) algunas galletitas saladas, cecina, agua y fruta seca. 
Yo me llevo a la boca dos piezas de frutas y unas cuantas bayas. Doy un trago al agua y decidimos guardar el resto para después. Comemos todos en silencio. 
A la hora de dormir nos damos cuenta de que tan sólo hay dos sacos, el de Ruber y el de Sam. Decido dormir en el mismo que Ruber, por supuesto. A Sam se le nota un poco crispado con esta decisión pero se limita a callar, como ni pasase nada. 
Nos tumbamos y me acurruco junto a Ruber. Estoy helada. Él me abraza y nos sentamos todos a esperar ver en el cielo la cara de los muertos. 
Entre ellos reconozco los dos que maté cuando estaban atacando a Ruber: el chico del ojo, del distrito 12 y la chica del 4. También puedo ver al chico que me atacó en la Cornucopia y me quedo con la boca abierta cuando sale la tributo del 7. No puede ser. No, no, no, no, no. Miro a Sam. Está sollozando. 
- Oye, tío, lo siento mucho.- Oigo que le dice Ruber. Yo me quedo muda. Creo que me estoy empezando a poner blanca. 
- Lo siento.- Mi voz es apenas un susurro. 
Sam sigue llorando hasta que su respiración se vuelve más pesada y tranquila. Han muerto 12 tributos en total. Quedamos 10. 
- ¿Qué es lo que pasa?- Me pregunta Ruber. 
- Mierda. 
- ¿Qué has hecho?- Me insiste. Siento que me voy a desmayar. 
- Es que yo…yo he matado a la compañera de Sam.- Ruber se queda a cuadros y me mira con cara interrogante.- Me estaba atacando cuando intentaba salir de la Cornucopia, me estaba lanzando flechas y yo…- Se me quiebra la voz. Soy incapaz de continuar. 
- Shh. No pasa nada.- Me susurra, tratando de tranquilizarme.- Tarde o temprano iba a acabar muriendo. Era demasiado débil. 
- Pero yo preferiría que, al menos hubiera tardado más, que no hubiera sido a mis manos. 
- Lo hiciste en defensa propia. Era tu vida o la de ella. Y si hubieras sido tú en lugar de ella. Ninguno de los tres estaríamos vivos ahora. 
Me quedo reflexionando sobre esto hasta que me duermo por el cansancio y acunada por el vaivén del pecho de Ruber. 
Por la mañana, en cuanto abro los ojos veo que está todo nevado. Me inunda la alegría. 
- ¡Es nieve!- Exclamo mientras salto del saco de dormir y despierto a Ruber. Me dedica una sonrisa encantadora. Veo en sus ojos que él también se alegra de que, por lo menos, el paisaje hubiera cambiado.- ¡¡NIEVE!! 
- Es increíble, ¿verdad?- Se levanta y se acerca a mí. Yo le doy la espalda y noto cómo me agarra por la cintura, acercando mi cuerpo al suyo. Coloca si cabeza en mi hombro y me dedica suaves besos en el cuello que provocan que todo mi ser tiemble. 
- Será mejor que esperemos a que ‘ese’ se despierte.- Digo marcando la palabra ese. 
Volvemos a acurrucarnos en el saco, pero esta vez, sentados. Una vez que se despierta Sam lo mira todo con curiosidad, sorprendido, se le nota que nunca había visto nieve. Yo adopto actitud pasiva y me muestro indiferente a su sorpresa, aunque dentro de mí estaba celebrándolo. A lo mejor, con el frío, no sobrevive y ya no tengo necesidad de matarlo. 
Desayuno un poco de fruta y nos vamos y buscar a Amanda y Globber. Camino distraída. A pesar de la emoción de la nieve mi mente no para de darle vueltas a lo de la compañera de Sam. 
Caminamos en silencio hasta que notamos un ruido a nuestras espaldas, de repente un chico salta sobre Sam y este en seguida le corta la cabeza, en un pestañeo. No quiero acercarme a ver la cara del chico. Roer se da la vuelta y aprieta la mandíbula. Por lo que puedo ver debía tener unos 15 años, rubio. Su cabeza separada de su cuerpo. Me entra un escalofrío y me abrazo a Ruber, que me aprieta fuerte contra él. Sé lo que está pensando. Su hermano pequeño. Muerto. De la misma forma. Agentes de la Paz. Incumplir leyes. No es algo que combine muy bien. 
De todas formas, seguimos caminando, sin hablar, distantes. Mi mente tiene tantos pensamientos entremezclados que creo que me va a explotar justo cuando encontramos a Globber y a Amanda gravemente heridos. 

1 comentario:

  1. Hola! bueno, hace unos meses hice la sintesi de lo que seria la historia que iba a escribir, y como comentaste "Está bastante bien, espero que sea de intriga e intentes descubrir tu pasado, de momento está interesante a si que ánimo y a seguir así ;)" pues aqui esta mi primer capitulo: http://notengopasado.blogspot.com.es/2013/01/capitulo-1.html

    ResponderEliminar