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Queridos Tributos, en este blog se subirá información sobre Los Juegos Del Hambre, En Llamas y Sinsajo (The Hunger Games, Catching Fire and Mockingjay); también se subirá semanalmente dos capítulos de nuestra historia de Los Juegos Del Hambre, uno el lunes y otro el viernes, si en una semana no subimos ninguno, la semana siguiente subiremos cuatro capítulos, no tengáis miedo de comentar que nos hace mucha ilusión que comentéis, muchas gracias y que os guste el blog ;))

viernes, 4 de enero de 2013

Capítulo 16 (Diana)

Lo sabe. Lo ha visto todo. Me alegro, aunque no debería. Va a pegar a Sam. La noche antes de la batalla en la Arena. 
Se le acerca, y le agarra por el cuello obligándolo a girarse de tal forma que quedan cara a cara. Un solo segundo, un instante basta para que ubre suelte el primer puñetazo que impacta en la cara de Sam. Yo me quedo ahí. Quieta. Sin saber qué hacer, como clavada en el suelo. Sam le pega una patada en la entrepierna a Ruber lo que hace que este se doble sobre sí mismo de dolor y permite a Sam zafarse fácilmente. Ruber le hace un blocaje en cuanto se recompone un poco y estampa a Sam contra el suelo, que se levanta y se dirige a darle un puñetazo a Ruber. Están así un buen rato hasta que Ruber se separa, está un instante mirando a Sam y se desmaya. En ese momento reacciono. Corro hacia él, en cuanto nota que le agarro abre los ojos. Se encuentra bien. Era fingido, aunque a mí me da que no del todo. En ese instante me giro para ver a Sam cómo se desploma también. Me acerco, no da señales de consciencia alguna. Vuelvo con Ruber y espero a que lleguen los médicos. 

En el hospital Ruber duerme, ya con los hematomas curados. Yo reposo mi cabeza sobre su pecho. Sintiendo el calor de su cuerpo y el vaivén de su respiración. Eso me reconforta. Aunque todavía tengo la cabeza hecha un lío. Se me cae una lágrima. Esto me está empezando a agobiar. Necesito aclararlo todo. Entonces me percato de que está despierto. Mirándome. Me acerco a Sam. 
Alzo la mano, pero la incertidumbre me puede. Y la venganza también. Así que en vez de pegarle, le beso. Un suave toque de la duración justa que me deja las cosas claras, que el leve temblor que me provocó antes no fue nada. Me despeja toda incertidumbre de mis sentimientos hacia él. No siento absolutamente nada hacia él. Y de paso, aprovecho a contradecirlo como él hizo antes conmigo. 
Al separarme le doy el tortazo. Igual se creía que le iba a besar, sin más. No se vaya a hacer ideas contrarias que fomenten más el maldito rumor que corre. 
- Pero, ¿pero qué haces?- Me pregunta. Está confundido. Genial. He logrado mi propósito. 
- Gilipollas, imbécil, hijo de la grandísima puta.- Empiezo a dejar escapar por la boca mis verdaderos sentimientos hacia él. Que se dé cuenta de una vez de la realidad. 
- ¿Pero qué pasa?- Insiste. Quiero que sufra un poco más. No es suficiente. Me voy a hacer la víctima. 
- ¿Pero cómo le haces eso a Ruber? ¡Te odio imbécil!- Disfruto con su cara de asombro. 
- Pero, pero…- Le doy otro tortazo que hace que se calle. No tengo ganas de aguantarlo más. 
Me voy de la habitación no sin antes dedicar una mirada a Ruber. Me duele dejarle ahí. Pero no quiero ver a ese imbécil. Me voy a reunirme con Jet. Quiere hablar. 
Durante la conversación tanto él como yo evitamos hablar del tema Ruber-Sam. Aunque sé de sobra que sospecha el motivo. Me dice con quién más ha decidido hacer una alianza y yo lo acepto. Con los tributos del 2. No pongo ninguna objeción ambos son buenos en el cuerpo a cuerpo. 
Me despido y me voy a mi habitación a ducharme para despejar la mente. Estoy tan cansada que al salir. Con solo mi ropa interior puesta. Me tumbo en la cama y me quedo dormida. Me despierta una caricia en mi pelo. Es Ruber. Ya está fuera. Le regalo mi mejor sonrisa. 
- ¡Estás mejor! No sabes qué susto me has dado… Siento mucho… 
- Tápatelo anda.- Me calla.- No quiero que nadie entre y te lo vea. 
Me quedo mirándolo. Lo dice con dolor en los ojos. De verdad que le preocupo. Pero en ellos también hay una chispa…. De algo que no puedo identificar ¿alegría?, ¿admiración? 
Ruber va vestido con unos tejanos lilas y camiseta de tirantes blanca con un dibujo en morado metálico que no logro distinguir. Yo cojo mis pantalones pitillo blancos, mi camiseta amarillo pálido con diamantes alrededor del cuello, mi americana lila y unos zapatos bajos también lilas. Me hago un moño despeinado y salgo a la habitación. Nos dirigimos juntos a la sala común. 
Allí todos están intentando hacer aliados. Nosotros ya tenemos a los nuestros. En ese momento aparece Sam. Ruber y yo nos miramos y él asiente con la cabeza. No me queda más remedio que acercarme a él. Procuraré hablar lo menos posible. A medida que me voy acercando a él le dirijo la mirada con más odio que soy capaz de poner en ese instante. En cierto modo me divierte la situación. Sam está totalmente incómodo con nosotros. No va a ser gran problema en la Arena. 
Ruber le explica que nos hemos aliado con Amanda Ievvan y Globber Sanches. Después hablamos un rato y nos despedimos. Sam se va casi corriendo y yo dejo escapar una risita. 
- Oye, no seas tan mala. Pobre chaval, se nota que te qui… 
- Ni lo menciones.- Le corto. Hay un silencio largo. Interrumpido por los pasos de algún tributo que se dirige a la sala común. Nos paramos enfrente de la puerta de su habitación y nos quedamos mirándonos. Un silencio incómodo producido por la tensión de lo que ocurrirá mañana que me veo a romper. 
- Y ahora…¿qué? 
- ¿Te apetece dormir?- Me dice señalándome con la cabeza la puerta de su cuarto. 
- Me pongo el pijama y voy. – Le dedico una sonrisa tímida y me adentro en mi habitación. Me pongo el pijama rápidamente y me dirijo a su habitación. Dos toques leves en la puerta y asoma la cabeza. 
- Pasa.- Me susurra. 
Y dormimos juntos. Abrazados. Acurrucados el uno con el otro. Sin penar en mañana. Tan solo en ese momento. En nosotros. 

Al día siguiente nos despierta Diamond. Que nos sonríe como si estuviera complacida. Nos lleva a prepararnos. En la azotea, se despide de nosotros. Todo pasa muy rápido. 
En el aerodeslizador nos inyectan los localizadores y yo me obligo a mirar a otro lado. No me gustan las agujas. 
Una vez en la Arena, me llevan con Taylor. Que me ayuda a ponerme el traje. Unos pantalones de lycra blancos, una camiseta de manga corta también ajustada y de lycra blanca y encima un abrigo para el frío también blanco. Pero le añade un toque de color. Un cinturón rojo. Las botas de montañas, en cambio, son negras. Me explica que cada distrito va de su color que lo caracteriza. Me guiña el ojo. Me toca el costado izquierdo y me dice: 
- Recuerda. Atrévete a soñar. Y déjate guiar por tus sentimientos.- Me da un ligero beso en la mejilla y me coloco en la lanzadera.- ¡Recuérdalo! Suerte, aunque no la necesites. 

Mientas espero la cuenta atrás me fijo en el que nos encontramos en un valle rodeado de montañas. Maldigo. El color blanco no me va a venir nada bien. Alrededor es todo bosque. Un bosque profundo. De maravilla. Mi elemento es la nieve, el frío. Cualquier cosa extrema. Incluso en el fuego me desenvuelvo bien. En cambio, esto, es un asco. 
Analizo la situación. Soy bastante rápida y muy hábil así que decido meterme en la Cornucopia. Localizo las mazas de cadena, busco a Ruber, que también me mira y asiente. Sigo buscando las espadas. En el fondo, al lado de los shuriken. Termina la cuenta atrás y salgo disparada. Lllego de los primeros. Me guardo tantos shuriken como puedo ya que tengo tiempo hasta que lleguen los demás. Agarra los dos mejores espadas que me veo y me guardo un par de dagas. Por si acaso. En cuanto me giro me dan un puñetazo en la cara y caigo al suelo. Intentan clavarme un hacha y logro frenar el golpe con las espadas. Se me llena la boca de sangre. Me acaban de romper el labio. Me fijo en la cara del chico. Es del distrito 3. Me levanto de un salto y le clavo la espada hasta el fondo. Así me quedo hasta que veo que le empieza a salir sangre por la boca. Retiro la espada y echo a correr hacia los árboles, no sin antes esquivar unas cuantas flechas y arrancar la cabeza de la chica que me estaba apuntando. 
Después, me sumerjo en el frondoso bosque. 

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