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Queridos Tributos, en este blog se subirá información sobre Los Juegos Del Hambre, En Llamas y Sinsajo (The Hunger Games, Catching Fire and Mockingjay); también se subirá semanalmente dos capítulos de nuestra historia de Los Juegos Del Hambre, uno el lunes y otro el viernes, si en una semana no subimos ninguno, la semana siguiente subiremos cuatro capítulos, no tengáis miedo de comentar que nos hace mucha ilusión que comentéis, muchas gracias y que os guste el blog ;))

lunes, 5 de noviembre de 2012

Capítulo 2 (Diana)

Distrito 1. Día de la Cosecha. 8 a.m. Suena el despertador. Toca prepararse. Hoy es el día, lo presiento. 
Me visto, unos vaqueros negros ajustados y la primera camiseta que pillo: una en tonos rojos. Saco la cazadora, me calzo las botas y salgo a encontrarme con Ruber, delante de la joyería de su madre. 

-Ey!- Grita nada más verme. A medida que me acerco veo su sonrisa cada vez más amplia. 
- Hola, Ruber! 
-Nerviosa? 
-Quién yo? Por qué?- Digo al borde de la risa. 
-Humm…déjame ver… Quién era la que ayer lloriqueaba preguntando: Y si algo sale mal?- Ha sido capaz de ruborizarme, solo él lo consigue. 
-Está todo listo?- Digo, intentando cambiar de tema. 
-Todo.- Dice otra vez con su sonrisa.- No me cambies de tema!- Pillada. Aprovecha mi guardia baja para despeinarme el pelo. 
-Eh! Sabes que no me gusta! Jajajaja para!! 
-Paraaa- Dice poniendo voz chillona, para imitarme.- Jajajaja. Será mejor que nos vayamos a prepararnos. Alguna pregunta más? 
-No, ninguna. 
-Pues nos vemos en la Cosecha!- Grita, entusiasmado. Mientras lo veo alejarse, siento que tengo que volver a decírselo. 
-Ruber!!-Le llamó, mientras corro para acercarme a él. Le veo girarse. Otra vez sonriendo. 
-Jajajaja si es que lo sabía! Dime. 
-Estás seguro de que esto saldrá bien?- Susurro. 
-No te preocupes. Estoy seguro, Diana, todo saldrá bien.-Me contestó, también susurrando. Y dándome un abrazo añadió- Te lo prometo.- Y me besó en la frente. 
Nos quedamos así abrazados, unos cinco minutos hasta que vimos a unos niños pequeños jugando a luchar entre ellos con unas mini-espadas de madera. Nos reímos y, al darnos cuenta que ya era tarde, nos despedimos. –Hasta la Cosecha, mi diosa! 
-Hasta la Cosecha!-Me reí. 
-Y que la suerte esté siempre de vuestra parte!- Gritamos Ruber y yo al unísono, ya corriendo a nuestras casas. 

Una vez allí, me duché. Mientras pensaba en todo lo malo que podía ocurrir en la Cosecha. Y en todo lo mal que lo había pasado anteriormente. 
Salí, me sequé el pelo, y, con la toalla aún en la cabeza escogí mis vestido favorito: uno turquesa con piedras preciosas de colores incrustadas, unos zapatos negros a juego y un collar de rubíes, en honor a Ruber. 
Apareció mi madre por la puerta de mi habitación con la pancha para el pelo y demás accesorios para arreglármelo. 
-Mamá, por favor, déjame algún rizo suelto. 
Y comenzó a plancharme el pelo, me hizo una trenza de espiga y me dejó varios rizos sueltos. Luego le llegó el turno al maquillaje: raya, máscara, algo de azul para los ojos y un poquito de rojo para los labios. 

-Preciosa.-Susurró con lágrimas en los ojos.-Estás segura de querer hacerlo? Me preguntó, ya que estaba al tanto de la situación. 
-Segurísima.- Me abrazó y le di dos besos de despedida. Salí corriendo (tanto como me permitían los tacones) a encontrarme con Ruber. 

Llego a la plaza y, al primero que veo es a él. Es inconfundible. Con su metro ochenta de alto, sus ojos verdes y su pelo castaño en una especie de tupé que le siento demasiado bien, diría yo. Nos deseamos suerte y, tras pasar los controles cada uno se dirigió a su fila: yo a la de las chicas de 16 años y él a la de los chicos de 18. 

Aparece Diamond Kynes y da el típico discurso de todos los años. 
-Las damas primero!-Se acerca a la urna y la revuelve. El corazón me va a mil. Por fin saca la papeleta.- Diana Miller!- Sonrío, de momento la cosa va bien. 
Me acerco al escenario y espero como Diamond saca la de los chicos. Me parece una eternidad, mientras me pongo a pensar sobre la cantidad de burlas que acarreó que mi nombre no fuese ninguna piedra preciosa, en cómo nadie nunca me aceptó por ese hecho, excepto Ruber. Al que todo le daba igual. El chico que tenía a todas las chicas babeando por él, y, sin embargo, prefería estar conmigo. Me pregunté que pasaría si él no salía elegido. Si nos hubieran pillado cuando truncamos las urnas para que salieran nuestros nombres. Por fin, antes de que me explote la cabeza, Diamond chilla: 
- Ruber Thompson! –Tengo unas ganas tremendas de saltar y chillar de alegría, como una loca. 
Ruber se me acerca y me susurra: 
- Te dije que todo iba a ir bien, diosa.- Le sonrío y, a la vez que me pregunto en qué estará pensando, le cojo la mano y pienso en la historia de mi apodo:diosa. 

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