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Queridos Tributos, en este blog se subirá información sobre Los Juegos Del Hambre, En Llamas y Sinsajo (The Hunger Games, Catching Fire and Mockingjay); también se subirá semanalmente dos capítulos de nuestra historia de Los Juegos Del Hambre, uno el lunes y otro el viernes, si en una semana no subimos ninguno, la semana siguiente subiremos cuatro capítulos, no tengáis miedo de comentar que nos hace mucha ilusión que comentéis, muchas gracias y que os guste el blog ;))

lunes, 19 de noviembre de 2012

Capítulo 4 (Diana)

Siempre fue odiada por los niños y niñas de mi distrito, me hacían burlas, se reían de mí,… no porque tuviera ningún problema, bueno, sí lo tenía, pero ni era físico ni emocional, mi problema es mi nombre. Todos en el Distrito 1 tienen nombre de algún material precioso, como Ruber, que significa rubí, en cambio, el mío: Diana. Esto hizo que fuera la rara para todos, desde el primer día no me hablaban, sin ni siquiera limitarse a conocer. Aquí todo es: eres diferente, no eres normal. 
Y entonces apareció Ruber, siempre el más popular, el típico tío bueno por el que todas las tías van detrás, el simpático, el gracioso, en resumen, el que menos se podría fijar en mí. Pero él lo hizo, siempre me apoyó, me defendió de los demás, incluso él recibió insultos. Pero él era fuerte. Lo es. Y yo, ahora, también. Todos unos años de duro entrenamiento para este día. 
Un día, estábamos sentados en la acera comiendo unas muffins de chocolate, y de repente, me dice: 
- Oye, ¿por qué te pusieron tus padres ese nombre?-Suspiro. Me imaginaba que aquél día iba a llegar. 
- Pues ni idea… 
- ¿Y sabes lo que significa tu nombre? 
- Mmm…no, ¿por qué? 
-Es que… digamos que me he estado documentando…-Me sonríe.- Tu nombre significa diosa de la guerra, proviene de una de las culturas legendarias, romana, creo que era.- No me quedó más remedio que reírme. Para aliviar la tensión.- ¿De qué te ríes? 
- No, nada… es que… me resulta gracioso, ¡diosa de la guerra! No suena…¿teatral? 
- A mí me suena genial.- Me guiña un ojo.- Diosa. 

Y ahí estoy, en el edificio de Justicia despidiéndome de mi madre y mi padre. 
- Prométenos que irá todo bien. Que volverás viva.- Llora mi madre. 
- Lo prometo. 
- Y Ruber.- Tenso la mandíbula.- Cuida también de Ruber.- Advierte mi padre. 
- Ruber sabe cuidarse él solo.- Respondo, cortante. 
- Lo sabemos. Pero es un chico especial.- Insiste. 

En ese momento entran los guardias, les doy dos besos, y me marcho al tren. Me espera un largo viaje hasta el Capitolio. Donde conoceré al resto de mis contrincantes. Y probablemente, me despida de todo y todos. Hasta de Ruber. 

Llega la hora de la cena. Nuestro mentor, Jet Hurley, ganador de los 85º Juegos del Hambre, nos da ‘indicaciones’ de lo que tenemos que hacer en el entrenamiento. Yo, se lo dedicaré a los cuchillos, de todo tipo. Ruber a las mazas de cadena. Lo único que se dedica a decirnos Jet es que formemos Ruber y yo nuestro grupo y no hablemos con nadie de los demás distritos hasta que no sea estrictamente necesario. En resumen, hasta que estemos medio muertos en la Arena y necesitemos ayuda… 


Por la noche no puedo dormir, no dejo de pensar en lo que pasará en la Arena. Morir. No es una opción. Entonces escucho un ruido y me percato de que llaman a la puerta. 

- Diana, soy Ruber.- Oigo que susurran desde el otro lado. Corro a abrirle y, cuando entra nos sentamos los dos en la cama. Me abraza y nos quedamos así. Sin palabras ni gestos ni nada. No hacen falta. Está tan confundido como yo. Probablemente porque ninguno de los dos tendríamos que sentir temblores, ni sudores fríos. Miedo. 

Al día siguiente, Ruber se marcha a prepararse y nos juntamos otra vez para observar a la gente del Capitolio, que nos aplauden y vitorean. 

Desayunamos y nos vamos directamente al centro de entrenamiento. 
- ¿Lista?- Me pregunta Ruber dándome un codazo. Yo asiento con la cabeza.- Aquí empieza el juego. 

De repente se gira y casi choco contra él, un chico alto y musculoso, rubio y de ojos color miel. Para muchas chicas increíblemente atractivo. Para mí, un estorbo más al que matar. 

-¡Hola!- Me dice.- Soy… 
-No me importa.- Le corto.- Y a ver si miras por dónde vas.- Le miro mal y me voy con Ruber hasta donde está Jet, que me regaña ya con la mirada. Cuando se lo explico, tan solo suelta en voz baja: 

- Idiota… 

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