Blog hecho por y para Tributos

Queridos Tributos, en este blog se subirá información sobre Los Juegos Del Hambre, En Llamas y Sinsajo (The Hunger Games, Catching Fire and Mockingjay); también se subirá semanalmente dos capítulos de nuestra historia de Los Juegos Del Hambre, uno el lunes y otro el viernes, si en una semana no subimos ninguno, la semana siguiente subiremos cuatro capítulos, no tengáis miedo de comentar que nos hace mucha ilusión que comentéis, muchas gracias y que os guste el blog ;))

lunes, 31 de diciembre de 2012

Feliz Navidad Tributos!!!!

Os escribimos esto para desearos feliz Navidad y un próspero Año Nuevo, que el año que viene encontréis vuestro diente de león y que tengáis muchos azucarillos y pan quemado, os dejo estas fotos para  que os degustéis ;)



Capítulo 15 (Sam)

Oigo a Ruber decir algo y noto que me agarran por detrás. Me giran y veo a Ruber, que acto seguido me pega un puñetazo en la nariz. Yo le pego una patada en la entrepierna y me logro soltar. Él reacciona y yo le pego un puñetazo en el ojo. Estamos un buen rato pegándonos, hasta que él se desmaya, y, un rato después, yo también.

Me despierto en el hospital, completamente magullado y entumecido. Estoy vendado y me duele mucho la cabeza.
Me giro hacia la derecha y veo que, al otro lado de una cortina, está Ruber. Oigo a Diana llorando y la veo en el pecho de Ruber. Ella ve que estoy despierto y viene a donde estoy yo. Se acerca a mí con la mano alzada para pegarme pero me da un beso. Después se separa y me pega un tortazo y yo digo:
-Peo, ¿pero qué haces?
-Gilipollas, imbécil, hijo de la grandísima puta.
-Pero, ¿qué pasa?
-¿Pero cómo le haces eso a Ruber? ¡Te odio imbécil!
-Pero, pero...-me pega otra vez y yo me callo.
Ella se va y yo me vuelvo a dormir. Cuándo me despierto, veo que ni Ruber ni Diana están ya, a si que me voy a mi habitación. En mi habitación me doy una ducha, y me visto con un polo rosa con unos pantalones largos de color negro. Ceno y me voy a la sala común.
En la sala común los tributos están intentando hacer aliados, y yo busco a Ruber y a Diana. Me ven y me llevan con ellos, aunque con una cara de enfado hacia mi. Me comentan que solo van a hacer equipo con los Profesionales del 2, con los del 4 no. Los tributos del 2 se llaman Amanda Ievvan y Globber Sanches. Estamos hablando un rato y nos despedimos hasta mañana.
Yo me voy a mi cuarto me desvisto y me tumbo en la cama, en ropa interior, y me duermo.

Al día siguiente Laffy nos despierta y nos prepara para marcharnos, nos lleva hasta la azotea y se despide de nosotros. 
Una vez en el aerodeslizador, nos inyectan los localizadores. Cada vez nos vaos acercando más a la arena.
Cuando llegamos, me meten por unos pasillos hasta una habitación en la que está Afrodita, ella me ayuda a darme una ducha y a vestirme con el traje que, según me ha contado ella, cada distrito va de un color distinto, al 7 le toca verde (mi color favorito). Me visto con unos pantalones largos verdes oscuros, una camiseta de manga corta verde oscura, una chaqueta que aísla del frío verde oscura, y unas botas de montaña verdes oscuras también.
Afrodita me saca el colgante por fuera de la camiseta y me da un beso de buena suerte en la mejilla.
Me meto en la lanzadera y espero a la cuenta atrás. Cuando lega a cero salgo para arriba y cuando salgo del tubo, me quedo encantado. Estamos en un valle rodeado completamente de montaññas, y sumido en bosque muy profundo, mi elemento.
Dado que soy bastante rápido, me voy a meter en el baño de sangre de la Cornucopia, no me da por buscar ni a Ruber, ni a Diana, ni a Daphne.
Terminan los sesenta segundos y salgo disparado hacia la Cornucopia, soy el primero en llegar ahí, y busco un arco y flechas, y dos hachas.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Capítulo 14 (Diana)

Me despierto sonriendo. Ha sido la mejor noche de mi vida. Me doy la vuelta en la cama para mirar a Ruber. Ya está despierto, con un brazo colocado debajo de la cabeza. 
- Buenos días.- Susurro. 
- Buenos días, amor. 
- ¿En qué piensas? 
- En lo que ha pasado.- Me pongo tensa. 
- ¿Es que ha sido malo? 
- ¿Qué? ¡No! Ha sido maravilloso, pero…- La temida palabra. Suspiro. No todo podía ser tan perfecto.- Me preocupa… 
- ¿Te preocupa? No seas tonto en una vez no creo que… 
- No, eso no. Bueno, en parte, pero no me refiero a eso. Es…¿por qué te has hecho eso?- Ya me lo temía.- Es peligroso… 
- Lo sé.- Suspiro.- De todas formas, ¿qué te pasa a ti en la espalda? 
- ¿Eh? 
- La venda.- Le indico. 
- Ah, eso…un… pequeño corte que me hice ayer en la prueba.- Está mintiendo. Se sienta. 
- Eso es…- Tocan a la puerta. Los dos nos giramos bruscamente. Ruber se tira al suelo y yo meto su ropa bajo la cama. De repente se abre la puerta y entra Diamond. 
- ¿¡Pero esto qué es?! ¿¡Es que SIEMPRE vais a llegar tarde a todo?! ¡Venga prepárate rápido!- Chilla. Se queda quieta.- ¿Has visto a Ruber?- Niego con la cabeza.- ¡Pues si lo ves dile que como no baje ya lo mato! ¡Llevo buscándole horas!- Se va taconeando por la puerta. Oigo a Ruber reírse, yo dejo escapar un suspiro de alivio y también me río. 
- Está histérica por las entrevistas.- Aparece detrás de la cama con su ropa en la mano. 
- Yo creo que siempre está histérica. – Corroboro.- Será mejor que te vayas. Le digo mientras lo empujo por la puerta.- Lugo nos vemos.- Y me pongo de puntillas para darle un efímero beso en los labios. 

Bajo a desayunar y me acabo el desayuno a prisa y corriendo. Tengo que reunirme con Jet para trabajar mi personalidad. En conclusión, tengo que ser inocente, pero guerrera, dejar claro que voy a por todas. Me dice que mientras yo me esté preparando dedicará su sesión a Ruber, no quiere que nos encontremos hasta las entrevistas y me deja caer que ya ha comunicado a Sam su decisión de que se una a nuestro grupo en la Arena. Gruño y me voy de la sala. 
Entro en mi cuarto y aparece mi equipo de preparación, que me llevan a vestirme y arreglarme para las entrevistas de esta noche con Asthor Flickerman. 
Después de un montón de baños, cremas, arreglos de pelo y maquillaje aparece Taylor con su sonrisa encantadora. 
- ¿Preparada para brillar? 
- Estoy en tus manos.- Contesto. 
- Cierra los ojos y no los abras hasta que yo te lo indique. 

Le hago caso. Noto la suavidad de la seda de un vestido deslizarse por mi cuerpo. El sonido de una cremallera. Pesa un poco. Unas manos en mis pies ayudándome a calzar unos zapatos altísimos. Unas manos sobre mi cabello. Me agarra por los hombres y me conduce a algún sitio. 
- Abre los ojos.- Lo hago. 
- Vaya.- Es apenas lo único que puedo decir. 
Es un vestido morado corto, muy corto, un poco más por debajo del culo, pero no tengo de qué preocuparme, esa parte es de seda, pero por encima de ella caen unas telas, en una especie de velo, también morado, abiertas por delante, de forma que solo cubren los lateras y la parte trasera de mi cuerpo. En el escote, palabra de honor, hay unos brillantes. Mis zapatos son negros, con unos pinchos dorados en la parte de atrás y la suela y el tacón son también dorados. Y en mi pelo, una tiara con rubíes. 
Taylor se inclina sobre mi hombro y me susurra al oído: 
- Ahora sal ahí a conquistarles. Sé tu misma. 
- ¿Borde? 
- Tú no eres así. Sé encantadora, esa niña vulnerable, pero con tu propio toque sexy.- Se me hace un nudo en la garganta. No sé que decir.- Sé tu misma. 

Mientras esperamos a las entrevistas me reúno con Ruber que va vestido con unos pantalones negros ajustados, con una americana a juego también ajustada (de la que sólo tiene abrochado el botón del medio y le da un aspecto muy sexy) con rubíes en los puños, una camisa blanca y su tupé, esta vez peinado. Me sonríe. Pero apenas hay tiempo para hablar soy la primera en salir. Doy una vuelta sobre mí misma para que vea el vuelo del vestido y a mitad del giro veo a Sam. Mirándome. Va vestido con unos pantalones azul marino a juego con su americana y una camisa blanca. Cuando acabo el giro sonrío a Ruber y oigo mi nombre: Diana Miller. 
Subo al escenario con una gran sonrisa, me acerco a Asthor que me indica que tome asiento. 
- Vaya Diana, ¡estás preciosa! 
- ¡Muchas gracias! 
- Y dime, ¿cómo ha sido tu vida hasta llegar aquí?- Me quedo en silencio. Golpe bajo. Me giro a mirar al público y veo los ojos de Taylor en la grada. Asiente. 
- Bueno, ha sido un camino… digamos, duro. He sufrido muchas cosas de las que no quiero a hablar pero siempre he tenido a esa persona especial a mi lado, apoyándome. 
- Y esa persona especial… me puedo imaginar que es ¿Ruber? 
- Sí, Ruber, exacto. 
- Un pajarito me ha dicho que estabas ansiosa por participar, ¿es eso cierto? 
- ¡Totalmente! Siempre he querido venir a demostrar lo mejor de mí. Sea cuál sea el precio y el resultado. 
- ¡Se nota! Sobre todo si tenemos en cuenta tu resultado en la prueba de los Vigilantes. ¡Un 11! Esa es una puntuación muy alta. 
- ¡Sí!- Me río. Aunque podría estar mejor. Pero la verdad es que no me quejo. Un 11 está verdaderamente bien. 
- ¿Puedo preguntarte, por qué eres tan sexy?- Todos se ríen. 
- ¿Sexy? Bueno yo más bien diría guapita, pero sexy… No sé bueno, casi es mejor que se lo preguntes a otro.- Se vuelven a reír. Les gusto. 
- ¡Fíjate en cómo gustas a la gente! Y no sólo eso, he de confesarte que incluso a mí me gustas, y ¡eso es difícil!- Se ríe.- Incluso me estoy enamorando un poco de ti… ¡Es broma, es broma! Pero llegó la hora de hablar de los amores. ¿Es verdad tu relación con Sam, el chico del distrito 7?- Tenso todo mi cuerpo. 
- Absolutamente no, yo no siento nada por ese chico y tampoco sé lo que siente él por mí, es más me da igual.
- O sea que ese chico no te gusta nada, todo lo contrario. 
- Exacto, es más, tiene un ego tan grande que no le va a caber ni en la Arena. 
- ¡Vaya! Sí que no te gusta. Bueno se nos ha agotado el tiempo. ¡Muchas gracias! 

Me voy del escenario, es el turno de Ruber, pero no me puedo concentrar en su conversación por estar dándole vueltas a lo de Sam. Cada vez lo odio más. De repente oigo que le pregunta a Ruber sobre sus amores: 

- Todas las chicas piensan que eres un bombón.- Todos ríen y oye hasta algún silbido.- Pero dime, ¿tú tienes algún amor? 
- Sí, la verdad es que sí. Y es muy especial para mí. 
- ¿Nos podrías decir quién es la afortunada?- Ruber niega con la cabeza.- Al menos dinos, ¿ella lo sabe? 
- Sí. Estoy completamente seguro de que lo sabe y sabe que la quiero. 

Dejo de escuchar. Me estoy empezando a encontrar aturdida. Turno de Sam. Su primera pregunta: su amor por mí y cómo se dio cuenta de que estaba enamorado. Su respuesta: ‘El día del desfile de tributos, ella iba tan sexy y deslumbrante que casi me da un ataque al corazón, iba un poco provocativa y eso me encantó, me encanta todo de ella.’ 
No te encantará tanto en cuanto te de la paliza de tu vida, pienso. Me levanto y salgo corriendo a buscarlo. Va a morir. Incluso antes de llegar a la Arena. 

Lo agarro por la espalda y le empujo contra la pared, colocando mi antebrazo en su cuello, tratando de ahogarle. Su rostro no muestra expresión alguna. Sus ojos color miel tienen hasta un destello de luz. Igual está feliz y todo el cabrón de él. 

- ¡¿Pero a ti que coño te pasa, gilipollas?!- Le grito. 
- A mi nada, preciosa. – Me contesta. Eso me molesta aún más. A mí ningún memo me llama gilipollas. 
- ¡Cállate imbécil!- Le pego un tortazo. Y continúo gritándole.- Eres un hijo de puta que solo quiere joderme la vida, insolente, en la Arena a la mínima de cambio romperé la alianza y te atravesaré.- Le amenazo. Él intenta zafarse, pero eso sólo le sirve para que le prima todavía más el cuello. Ojalá se ahogue de una maldita vez y me quito el trabajo de la Arena hoy mismo.- ¿¡A dónde te crees que vas?! De aquí tú no te mueves hasta que me expliques por qué eres tan gilipoll…- Y me estampa un beso en toda la boca. 

No me lo esperaba. Es me produce un ligero temblor. Me desconcierta que se haya atrevido a hacer eso. Lo odio. Odio que haga eso y odio que sea él el que me haya besado después de esa noche con Ruber. Siento que me empiezo a poner roja. Me giro y veo a Ruber estupefacto. Me quedo en el sitio. ¿Y ahora qué? Va a pensar que soy una… no quiero ni pensarlo. A saber desde qué parte estuvo viéndolo todo y qué pensará. 
En ese momento pasa caminando rápido a mi lado y me aparta ligeramente. 
- Será hijo de puta…- Oigo que susurra cuando pasa a mi lado. 
Va a por Sam. 

lunes, 24 de diciembre de 2012

Capítulo 13 (Sam)

Me despierto con una sonrisa en la boca después de soñar una y otra vez con mil formas de matar a Ruber.
Antes de que pueda ir al baño, entra Laffy diciéndome que me de mucha prisa.
Desayuno lo más rápido posible, y después aparece mi equipo de preparación para prepararme para las entrevistas con Ashtor Flickerman.
Mientras me preparan, aparece Cleverck para decirme que el Distrito 1 me quiere en su equipo, y naturalmente acepto.
Después de todos los mejunjes que me echan aparece Afrodita con mi ropa, un pantalón azul marino con una camisa blanca y una americana azul marino también.
Me lo pongo y me voy con Cleverck a trabajar en mi personalidad.
Después de estar dos horas decidimos que tendré un enfoque divertido y sexy, cosa que siempre he sido, aunque lo de sexy no lo tengo muy claro.

Me presento puntual para las entrevistas y veo a Diana, simplemente despampanante con Me despierto con una sonrisa en la boca después de soñar una y otra vez con mil formas de matar a Ruber.
Antes de que pueda ir al baño, entra Laffy diciéndome que me de mucha prisa.
Desayuno lo más rápido posible, y después aparece mi equipo de preparación para prepararme para las entrevistas con Ashtor Flickerman.
Mientras me preparan, aparece Cleverck para decirme que el Distrito 1 me quiere en su euqipo, y naturalmente acepto.
Después de todos los mejunjes que me echan aparece Afrodita con mi ropa, un pantalón azul marino con una camisa blanca y una americana azul marino también.
Me lo pongo y me voy con Cleverck a trabajar en mi personalidad.
Después de estar dos horas decidimos que tendré un enfoque divertido y sexy, cosa que siempre he sido, aunque lo de sexy no lo tengo muy claro.

Me presento puntual para las entrevistas y veo a Diana, simplemente despampanante con un vestido morado corto, muy corto, un poco más por debajo del culo, un vestido morado corto, esa parte es de seda, pero por encima de ella caen unas telas, en una especie de velo, también morado, abiertas por delante, de forma que solo cubren los lateras y la parte trasera de su cuerpo. En el escote, palabra de honor, hay unos brillantes. Sus zapatos son negros, con unos pinchos dorados en la parte de atrás y la suela y el tacón son también dorados.Y en su pelo, una tiara con rubíes. 
Ruber va como yo pero en negro, y con los bordes de las mangas con incrustaciones de rubíes.
Diana sale la primera y le empiezan a preguntar sobre muchas cosas, y me sorprende la respuesta que da cuando le preguntan por los rumores de si está por mi, como yo lo estoy por ella.
Ella lo desmiente, es más dice que tengo un ego tan grande que no va a caber ni en la arena.
Se agota su tiempo y sale Ruber, no atiendo muco a su entrevista porque lo odio.
Pasa el tiempo y salgo yo, y lo primero que me preguntan es por mi amor por Diana y cómo supe que me enamoré, yo respondí:
-Pues fue el día del desfile de tributos, ella iba tan sexy y deslumbrante que casi me da un ataque al corazón, iba un poco provocativa y eso me encantó, me encanta todo de ella.
Se agota mi tiempo y me voy.
Al salir noto que me cojen por la espalda y me empotran contra la pared, me gira y me pone el antebrazo en el cuello, inmovilizándome.
Es Diana, y me fijo en sus ojos azules como el cielo y puedo detectar el odio que destilan.
-¡¿Pero a ti que coño te pasa, gilipollas?!
-A mi nada, preciosa.
-Cállate imbécil- me pega un tortazo.-Eres un hijo de puta que solo quiere joderme la vida, insolente, en la arena a la mínima de cambio romperé la alianza y te atravesaré
Intento zafarme de su agarre pero ella me oprime con más fuerza
-¿A dónde te crees qué vas?De aquí no te mueves hasta que me expliques por qué eres tan gilipoll...-la callo con un beso y ella tiembla levemente, me separo y la dejo atrás muy desconcertada y con las mejillas de un color rojizo.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Capítulo 12 (Diana)

Me despierto calentita. Y con dolor de cabeza. Hay un momento en el que me encuentro desorientada. Esta no es m habitación. Levanto la cabeza y veo a Ruber, abrazándome. Me sonríe. 
- Buenos días diosa.- Me susurra. Me fijo en que está sin camiseta. Me pongo colorada y bajo la cabeza. Espero no haber hecho…no me acuerdo. – Tranquila, no hemos hecho nada.- Se ríe. Suspiro de alivio. 
- ¿Qué es lo que pasó ayer?- Le pregunto. 
- ¿No te acuerdas?- Al ver que no le respondo continúa.- Te emborrachaste. 
- ¿¡Que hice qué?!- Me incorporo rápidamente.- Se ríe. 
- ¡Es broma! La verdad es que no sé que te pasó. Aunque un poco de alcohol sí que habías tomado. El caso es que estábamos hablando y de repente te quedaste sin sentido.- Le miro el torso desnudo y se da cuenta de lo que me refiero.- Me tiraste el vodka azul con agua de coco encima. 
- ¿El qué? No me gusta el alcohol…juraría que ayer lo que tomé fue un zumo de moras azules y agua de coco… 
- Te puedo asegurar que no. Mi camiseta huele ahora a alcohol. De todas formas n pasa nada. ¿Cómo te encuentras?- Salto de la cama y comprueba que está todo en su sitio. 
- ¡Perfecta!- Chillo. ¡A prepararse para la prueba con los Vigilantes! 

Echo a correr a mi habitación y me pongo el traje de lycra rápidamente. Bajo las escaleras para encontrarme abajo con Jet y Ruber. 
- Diana, tú dedícate a las dagas.- Me ordena Jet. 
- Pero…- Comienzo a protestar. 
- Ruber, tú a las mazas de cadena.- Me corta.- Ahora, id a las zonas de supervivencia, os irán bien. 

En el centro de entrenamiento nos dirigimos a la zona de plantas curativas, a la de bichos y plantas comestibles y, por último a la de hacer nudos. 

Llega la hora de la prueba. El primero en entrar es Ruber. 
- Suerte.- Le digo.- Aunque no creo que la necesites. 
- Gracias.- Se acerca y me da un rápido beso.- Tu también, guerrera.- Me dice acariciándome el pequeño tatuaje de dos espadas cruzadas que tengo en la muñeca, debajo de la palma derecha. 

Lo veo alejarse. Pasan 10 minutos y me toca a mí. El corazón se me va a salir del pecho. Me limpio las manos sudorosas en el traje, respiro hondo para relajarme y entro. 
Observo las armas. Cojo un cinturón rojo que hay al lado de las dagas y me lo pongo. Al acercarme a las espadas cojo seis estrellas ninja disimuladamente y me guardo tres en la parte de atrás derecha y tres en la izquierda. Dirijo la mirada a los observantes. No parece que me hayan visto. Agarro dos espadas, me acerco a los maniquís y doy un par de mandobles. Los Vigilantes se aburren, yo también. Me alejo 25 metros de los maniquís. Observó a los Vigilantes, parece que he captado su atención. Agarro fuerte las espadas, las hago girar vertiginosamente en mis muñecas, subo los brazos y las coloco a la espalda. Me quedo quieta. Engancho las espadas en el cinturón. De repente, las saco junto con las estrellas ninja y hago que se clave una en cada ojo derecho de 6 maniquíes. Me acerco a las mazas de cadena y agarro una. Me alejo 40 metros de los maniquís. Me doy la vuelta y giro sobre sí misma para lanzar la maza. Le arranco la cabeza a 4 de ellos. Dejo el cinturón en su sitio y me vuelvo a mirar al Vigilante jefe, Rosendo Phills, que me observan frunciendo el ceño (¿habré hecho algo mal?), hasta que me ordena retirarme. 

Vamos a cenar y comentamos nuestros ejercicios. Jet nos riñe a ambos por habernos dedicado a hacer lo que nos había dicho que no hiciésemos. Ruber, aparte de mazas de cadena, también a las espadas y a las ballestas.
Nos juntamos en el sofá con Diamond para ver las puntuaciones. 
A Ruber le dan un 10 y lo felicitamos. Mi turno. Un 11. Se me ilumina la cara. Aunque podría estar mejor. Turno del distrito 7. A Sam le dan…¡¡un 12!! ¿¡Pero cómo es posible?! 
Nos miramos unos a otros estupefactos. 
- Diana, ya te he dicho que ese chico…- Comienza a regañarme por no haberle querido en nuestro equipo. 
- Ese chico me da igual. Y tú haz lo que te dé la gana, bueno, lo que te dé la gana no, haz lo que tiene que hacer un mentor y busca a quien te de la gana para nuestro equipo con tal de ganar ¿si?- Le corto enfadada y me voy de la sala. 


Me dirijo a mi cuarto. Me doy una ducha con olor a coco. Me pongo una camiseta de tirantes blanca y encima otra de encaje de media manga del mismo color pero que permite ver la de debajo y unos shorts blancos con el borde rosa. Meto la camiseta por dentro y me pongo unos tacones rosas. Me recojo los mechones de pelo que me caen sobre la cara en dos trencitas y bajo a la sala común. 
Allí se encuentran la mayoría de tributos. No veo a Sam por ninguna parte. Todos se giran para mirarme y me felicitan. Yo me dirijo hacia Ruber. Que lleva su habitual tupé despeinado, unos pantalones rojos un poco caídos, una camiseta suelta blanca con cuello de pico (lo que deja al descubierto parte de su –impresionante- pecho) y unos playeros a juego. 
Nos ponemos a hablar y al final decidimos irnos a mi habitación, porque en la sala cada vez hay más ruido. 
- ¿Sabes que estás muy guapa? Te sienta muy bien ese peinado.- Me dice mientras tiro los tacones por el suelo, que ya empezaban a hacerme daño. 
- ¿Y a ti te parece bonito ir por ahí provocando? 
- ¿Perdón? 
- No te hagas el tonto.- Le guiño un ojo mientras me giro para verle la cara. Está estupefacto.- He visto cómo te miran todas las tributos con cara de perros babosos.- Nos reímos. 
- ¿Estás celosa?- Levanta una ceja, provocándome. Me acerco a él. De forma que él está sentado en la cama y yo enfrente suyo. 
- ¿Debería?- Le provoco yo ahora a él mientras me coloco entre sus piernas. 
- Puede…- Me susurra agarrándome de la cadera, acercándome más si cabe a él. Ha captado mis intenciones. 

Nos empezamos a besar, tiernamente, más ferozmente después. Ya no hay quien pare la llama que acaba de encenderse entre nosotros. Sólo espero que no le de importancia a la parte prohibida de mi cuerpo. La que nadie sabe de su existencia, excepto yo. 

lunes, 17 de diciembre de 2012

Capítulo 11 (Sam)

Me despierto al día siguiente con los ojos enrojecidos por haber llorado, casi no me acuerdo de lo de ayer, solo que vi a Ruber y a Diana besarse, y eso me enfurece muchísimo.
Me voy al baño y me lavo la cara y me hecho colirio en los ojos.

Me voy a desayunar y Laffy me dice que hoy es la prueba con los Vigilantes.
Desayuno, me visto con el traje de lycra y voy hasta el ascensor en compañía de Laffy y Daphne.
Ahora que me doy cuenta desde que nos seleccionaron en la cosecha Daphne y yo no nos hemos hablado apenas, bueno qué mas dará.
Llegamos al centro de entrenamiento y me voy al puesto de hogueras, me paso buena parte del tiempo ahí, pero procuro dispersarme por los demás puestos de superviviencia ya que mañana son las entrevistas con Ashtor Flickerman, el hijo del antiguo presentador, Caesar Flickerman.
Me paso el día en camuflaje, bicho comestibles, etc.
Después de comer todos los tributos, nos van llamando uno a uno, empiezan por el Distrito 1 con los hombres y acaban por el 11 con las mujeres.
Oigo como llaman a Ruber, y 10 minutos más tarde a Diana.
Pasa el tiempo hasta que me llaman a mi y entro, puedo ver que hay toda clase de armas, y como siempre hay hachas en la Cornucopia, voy a disparar flechas.
Me propongo a disparar con el arco de acero que hay, y como ya estoy acostumbrado a él, voy a probar una cosa que solo llegué a hacer con el arco de casa. Coloco tres flechas en el arco y lo tenso, suelto y las flechas salen disparadas hacia el maniquí, una se clava en el centro de la cabeza, otra en el corazón, y otra en la entrepierna.
me giro para esperar la aprobación de los Vigilantes, y veo que están estupefactos mirándome con una cara de asombro que me pregunto si estarán bien.
De repente el Vigilante jefe, Rosendo Phills, me dice que me puedo retirar, yo coloco el arco y me voy.

Después de cenar nos sentamos todos al sofá a ver las puntuaciones.
Ruber tiene un 10, Diana un 11, de los demás tributos no me cuerdo; cuando llegan a mi me dan un 12, ¿¡un 12!?
A Daphne le dan un 7, pero todo el mundo está celebrando mi 12, yo después de un rato bien grande me dirijo a mi habitación y Daphne me para y me dice:
-Enhorabuena por el 12, este año el 7 tendrá un ganador-lo dice con un tono triste.
-No lo se, los del 1 parecen muy fuertes y pueden ganar.
-Tienes razón, bueno hasta mañana.
-Hasta mañana.
Me voy a mi habitación y deseo no tener que matar a Daphne ni a Diana, pero a Ruber lo voy a matar en cuanto pueda, intentaré matarlo en el Baño de Sangre de la Cornucopia.

Me duermo en seguida y sueño con la muerte de Ruber a mis manos.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Capítulo 10 (Diana)

- De verdad no entiendo qué coño le ven, ¡es que no lo entiendo!- Le digo a Ruebr en el desayuno. 
- Es un buen partido, es bueno con el arco…- Comienza. 
- Es bueno sacándome de quicio…- Murmuro. Ruber suelta una pequeña risita pero continúa. 
- Es bueno con el hacha, y, además todas las chicas están loquitas por él.- Me guiña un ojo. 
- Qué.- Digo con la boca llena de cereales.- Espera, un momento…- Le fulmino con la mirada.- ¿¡Se puede saber que insinúas?! 
- ¿Yo? Naadaa.- Se ríe. 
- Dejad de hacer el tonto.- Aparece Diamond en ese momento. Me giro hacia Ruber y le miro mal. Será asqueroso…¡cómo se le ocurre siquiera pensar eso! 

Acabamos de desayunar, cada uno se va a su habitación y me pongo la ropa para entrenar poco a poco. Tengo la sensación de que algo va a ir mal hoy. 
Empezamos a entrenar. Yo estaba con los shuriken, o como los llamo yo, las estrellas ninja; cuando de pronto, me giro y los veo. Sam hablando con Ruber. Me pongo a escucharles. 
- Te desafío a un combate cuerpo a cuerpo.- Oigo que dice Sam. 
- No me parece que sea una buena idea...- Le advierte Ruber. 
- A mí me parece que eres un gallina.- Le insta Sam. 

Mierda. Es lo único que puedo pensar. No creo que Ruber se deje, pero por otra parte… quién sabe lo que le pasará por la cabeza en estos momentos. Sólo espero que no le toque la nariz. Todavía no se la han curado del todo. La tiene muy delicada. 
De repente veo cómo se desnudan y se quedan los dos en calzoncillos (será mejor no explicar la de cosas que se me pasan por la mente) y… ¿se untan en aceite? En serio, no entiendo lo que está pasando. Y menos porqué tiene Ruber una gasa en el omóplato derecho. 
El combate dura unos 10 minutos. Gana Sam. Ruber se queda tumbado en el suelo. No parecía que Sam le hubiera tocado. No sé qué ha podido pasar. 
De todas formas corro a su lado a ver qué le pasa. Tiene un hilillo de sangre goteándole la nariz. 
- ¿¡Qué ha pasado?!- Le chillo. 
- La nariz…tan sólo me la ha rozado.- Le va salir un moratón. Mierda. Será mejor que vaya a que le curen y a que le arreglen la maldita nariz de una vez. Me pongo nerviosa. Tengo las manos frías y decido que, hasta que vengan unos médicos lo mejor es un poco de frío. Le pongo la mano sobre la nariz. – Auch!- Se queja, suavemente. 
Me giro para mirar a Sam que se ha dado la vuelta. Todas las chicas le están mirando, con deseo, él se percata y les guiña un ojo. Entonces todas sueltan un gritito. Está claro que son todas unas guarras. Se gira para mirarme. Le regio la mirada y me concentro en Ruber, que se está poniendo a sangrar cada vez más. Despreciable. En en estos momentos Sam me da asco. Ahora sí que no me arrepiento de haberme negado a colaborar con él. 
Aparecen los médicos. Van a hacerle una pequeña operación a Ruber en la nariz, para que deje de tener problemas con ella. 
Yo sigo con el entrenamiento y me dirijo a la sección de cuchillos. Les doy con todas mis fuerzas a los maniquís. Y le arranco la cabeza a un par de ellos. Todos se me quedan mirando. Pero estoy tan cabreada que, al marcharme sólo le doy una patada a una cabeza que estaba en el suelo. Me dirijo a Sanidad, a ver qué tal la operación de Ruber. 
Perfecta, tiene la nariz como nueva, sin ningún problema. Tiene que llevarla tapada hasta por la noche. 
Le acompaño a su habitación y me dirijo a la mía. Me doy una ducha con olor a vainilla. Me pongo un sujetador azul marino a juego con una camisa de encaje azul marino con transparencias y la coloco por debajo de una falda blanca con bordado y puntilla y unos zapatos de tacón azul marino. 
Cuando salgo al pasillo, me dirijo a la sala común y veo a Ruber. Le llamo. 
- Ahora ya sabes por qué no le quería en nuestro equipo.- Le suelto. Me mira y se queda en silencio. 
- No. No lo sé. Dímelo. 
- No quiero hablar de eso ahora. Disfrutemos lo que queda de día.- Suspiro. Comienzo a avanzar pero Ruber me agarrra por el brazo y me acerca a él. 
- Explícamelo, por favor.- Susurra acercando su cuerpo al mío. 
- Yo…ya sabes…él…- Tartamudeo.- A él…le gusto…dicen…pero no es verdad…y…y…y no quiero darle más bola al asunto… 
- No quieres alimentar más el rumor.- Niego con al cabeza. ¿Por qué? 
- P..p…por qué… yo…- Me trabo. Nuestros cuerpos tocándose. 
- Porque tu…- Me sonríe. 
- Porque yo…- Soy incapaz de seguir. 
- ¿Te ayudo?- Asiento con la cabeza tragándome la bola que se me había formado en la garganta. – No sé tu pero yo…a ti…- Nuestros rostros casi rozándose. 
- Te quiero.- Murmuramos los dos a la vez. Sonreímos. Y, en ese momento, ocurre. Suave, tierno, cálido, dulce. Una explosión de sentimientos. Es mi primer beso, y con la persona que más quiero, con la que pasé toda mi vida. 
En ese momento noto que nos empujan, y casi me choco contra la pared de no ser por Ruber, que recuperó pronto el equilibrio y fue capaz de sostenerme. Me giré para ver quién era el que estaba soltando tantas palabrotas, estaba de espaldas y medio corriendo, pero fue suficiente para darme cuenta de quién era. 
Él. 
Sam. 
La última persona que deseaba ver en ese momento. Siento que algo dentro de mí se rompe, a pesar de que no había nada que romper. 

lunes, 10 de diciembre de 2012

Capítulo 9 (Sam)

Después de entrenar me duchó y me visto con una camisa azul de manga corta y unos pantalosnes tejanos cortos. Me voy a cenar y después bajo a la sala común donde todos los tributos nos podemos encontrar y veo que todos los tributos del 2 al 11 (quitando al 7 al cual pertenezco) están hablando sobre mí, y no consigo hacerme a la idea de que hasta los profesionales me quieran en su manada, menos los tributos del 1. De repente veo que todos los tributos lanzan miradas indiscretas hacia unos sillones y cuchichean algo, de lo cual paso y cuando me giro, veo a Ruber y a Diana, y me doy cuenta que hablan de ellos y sobre lo de no pedir ser mis aliados.
Maldigo a ese cerdo y asqueroso de Ruber por separarme de Diana, lo odio con toda mi alma y estoy deseando que llegue mañana para luchar contra él en un combate cuerpo a cuerpo en el entrenamiento, ya verá ese imbécil, nadie me separa de algo que me parece precioso, nadie ni si quiera mi madre se atrevió a desprenderme de mi gata Ninfa.
Veo que Diana se pone a mirarme y me giro, porque me acabo de poner colorado como un tomate, ella despierta algo en mi interior que parece un volcán apunto de entrar en erupción.

Al día siguiente me visto otra vez con la ropa para entrenar, desayuno y bajo. están todos puntuales y espero a que empecemos la sesión. Al poco de empezar me dirijo hacia Ruber y le digo:
-Te desafío a un combate cuerpo a cuerpo.
-No me parece que sea una buena idea...
- A mi me parece que eres un gallina- le corto.
Él se enfada y acepta el combate.
Los dos nos quitamos toda la ropa y solo quedamos en calzoncillos, y nos untamos con aceite.
La pelea dura unos diez minutos hasta que al final lo acabo venciendo, y cuando me levanto veo que muchas de las tributos femeninas me miran con deseo, y para parecerles más deseable les guiño un ojo.
Todas lanzan un gritito ( incluída Daphne ._.'), todas menos Diana que va a ver como está Ruber, yo me enfurezco y noto que algo me recarcome por dentro.
Cuando terminan los entrenamientos de por la tarde, subo y me doy una ducha, y me visto con una sudadera gris y unos pantalones negros largos y unos zapatos grises.
Voy a bajar a la sala común, y cuando voy por el pasillo los veo allí, a Diana y a Ruber, fundiéndose en un cálido y dulce beso, entonces no lo soporto más, digo unas cuantas palabrotas, paso junto a ellos los empujo muy bruscamente y me voy medio llorando a mi habitación.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Capítulo 8 (Diana)

Entrenamiento. Por fin. Ya es hora de tener unas palabras con el chico ese. 
Me pongo ya el traje para el entrenamiento, es de lycra negra, muy ajustado al cuerpo, pero permite un muy buen movimiento. Cuando llego a desayunar me dice Jet: 
- ¿Cómo es que ya tienes el traje puesto? 
- Estaba… ansiosa.- Contesto. Aparece Ruber, me ve y suelta una risita. 
- Qué, ¿impaciente?- Me dice.- Se me acerca y me da un beso en al mejilla. 
- Algo así. Digamos… que quería probar su elasticidad. 
- Ajá. Querías ir acostumbrándote al movimiento.- Se ríe. 
- Exacto.- Río yo también. 

Llegamos justo a las 10 para comenzar el entrenamiento. Voy directa a las mazas de cadenas. Me percato de que el chico ese del distrito 7 me mira, me pone nerviosa, en serio. 
- ¿No es un poco aburrido?- Me susurra Ruber. 
- ¿El qué? 
- El entrenamiento. ¿Y si le damos vidilla?- Dirige la mirada hacia las espadas. Asiento. 
Cojo la espada de plata y me pongo frente a Ruber. Establecemos una regla: al menor contacto, el duelo se da por finalizado. Comienza el duelo. Estocada tras estocada acabo perdiendo yo, tan sólo por un mínimo roce en el costado, pero acepto mi derrota y nos reímos un poco. Se nos ha quedado mirando el resto de tributos. Pero aparece Jet a hacernos una advertencia. 
- No hagáis eso ahora. No es momento de jueguecitos. Os pueden echar. Y ni se os ocurra hablar con nadie. ¿Entendido?- Añade mirándome a mí. 
Agachamos la cabeza, Ruber se dirige a las hachas y yo a los cuchillos. En un momento en el que me agacho para recoger un shuriken (estrella ninja) que se le había caído a alguien. Se la doy al chico del distrito 4, y me percato de que el chico del distrito 7 me estaba mirando… ¿¡el culo?! Se va a enterar. Me acerco a las dagas, cojo una con el mango dorado y se la lanzo de forma que queda clavada en la pared justo al lado de su cabeza. El chico me mira con cara de susto, pero oigo que alguien grita. 

- ¿Pero tú estás loca? Tú, tributo, a hacer 50 flexiones ahora mismo.- Las hago sin rechistar. Tampoco es nada del otro mundo. Ya me encargaré del tributo masculino del 7 en otro momento. 
En cuanto me levanto, veo que se empieza a cumular un gran número de gente alrededor del área del tiro con arco. Ahí está otra vez el pesado ese. Lanzando flechitas a unos pájaros. 
- Sam.- Me susurra Ruber al oído. 
- ¿Qué? 
- El chico del arco, es el tributo del distrito 7. 
- Lo sé.- Resoplo. 
- Es bueno.- Me indica. 
- Tampoco te creas. 
- Admítelo. 
- Qué chiste. Los he visto mejores. 
- Mira que eres cabezota. Es bueno, reconócelo. Nos vendría bien tenerlo en el equipo.- Me alejo de él. No quiero empezar una discusión. 

Una vez terminado el entrenamiento, vamos a reunirnos con Jet. 
- Me imagino que habréis visto a Sam, el chico del distr… 
- Lo sabía.- Le corto. 
- Pues también sabrás que los demás tributos quieren formar equipo con él. Sería una muy buena opción para el nuestro. Podría darnos más ventaja con respecto al resto de contrincantes. 
- ¿Y quién te dice a ti que va a querer unirse al distrito 1 teniendo al resto de distritos disponibles?- Le suelto. 
- El hecho de los rumores que circulan. He oído que al chico lo traes de cabeza, Diana. 
- Yo también lo he oído.- Corrobora Ruber, que ha tensado la mandíbula y tiene una expresión dura. 
- Lo que me faltaba.- Bufo.- Haced lo que os dé la gana yo no pienso trabajar con ese niñato del distrito 7.- Me empiezo a alejar de ellos. 
- Diana, deberías pensarlo.- Insiste Jet. 

Más tarde, decido darme una ducha y cambiarme de ropa. Me pongo unos pantalones cortos de color blanco y una camiseta sin mangas que enseña el ombligo con el estampado del universo. Salgo de la habitación y voy a la azotea, a tomar un poco el aire. 
Después de media hora, comienzo a quedarme fría y me dirijo a la sala común. Ahí se encuentran la mayoría de tributos, de entre los cuáles distingo a Sam, que se gira para mirarme. Yo regio su mirada y voy a sentarme en el sitio más alejado posible. Oigo a todos los tributos cuchichear mientras me miran. Entonces aparece Ruber y se sienta a mi lado. 
- ¡Ey! ¿Relajada?- No contesto.- Ya veo… 
- ¿Se puede saber por qué nos miran todos?- Suelto. 
- Por ser los únicos en negarnos a querer a Sam en nuestro equipo.- Le miro sorprendida. 
- ¿¡De verdad me estás diciendo que TODOS los tributos lo quieren en su equipo?! 
- De verdad…- Me giro a mirar a Sam, que se da la vuelta en cuanto me pongo a mirarlo. A lo mejor no fue tan buena idea rechazarlo al fin y al cabo.